17 febrero 2015

la belleza de la arquitectura y la atracción de las ruinas por ana martínez quijano. nota sobre "margen corrido"

EN "MARGEN CORRIDO", LA NUEVA MUESTRA DE MARCELA ASTORGA QUE SE EXHIBE EN ZAVALETA LAB

La belleza de la arquitectura y la atracción de las ruinas

  Por: Ana Martínez Quijano
En la sala hay colgados delgados alambres, el material que sustenta la construcción y los restos arquitectónicos aparecen sabiamente elegidos y montados sobre bellos pedestales, con el claro propósito de tocar la sensibilidad del espectador.
























El tema de la muestra que exhibe en estos días Marcela Astorga en la galería Zavaleta Lab, gira en torno de la arquitectura, las ruinas y los caprichos de la forma. Cuenta la artista que dejó atrás los materiales orgánicos (crines, cueros, pieles) que trabajó hasta hace unos años, para utilizar los inorgánicos (alambres, cemento, ladrillos, restos arquitectónicos, resinas, plata), cuando alrededor del año 2008 pasó a integrar el colectivo Demolición-Construcción, bajo la tutela del crítico cubano Gerardo Mosquera.

De ese entonces proviene el proyecto "Óculo", una poderosa y excitante acción realizada a partir del encuentro con un edificio para demoler. Una vez hallado el lugar, los artistas van en busca de un espacio propicio en el techo para horadarlo, y esperan un momento preciso: la hora del mediodía. La performance consiste en perforar un hueco desde el exterior hacia el interior y abrirle camino, de este modo, a un rayo de luz cenital.

Entre las casas que demolió Astorga, figura la propia, en el barrio de Coghlan donde vive. "La demolición es un rito", observa la artista y también autora del diseño arquitectónico de su vivienda.

Hace unos días, durante el vernissage de su muestra, con un potente reflector de luz direccional, enfocó un ornamento de la fachada de la iglesia San Francisco que se divisa desde los ventanales de la galería.

En una de las paredes, con la misma gracia que hasta ayer derrochaba para montar en la salas de exhibición las crines de la cola de un caballo, Astorga ha colgado ahora unos delgados alambres, material que sustenta la construcción. En la sala, los fragmentos de varias columnas muestran su piel de cemento y el interior de ladrillos. Los restos arquitectónicos aparecen sabiamente elegidos y montados sobre bellos pedestales, con el claro propósito de tocar la sensibilidad del espectador.

Hay dos ruinas intervenidas con plata. El brillo del metal precioso, la belleza de las estrías de las columnas blancas y la rusticidad de los ladrillos rojos, coinciden para configurar una pieza sorprendente. Astorga explica que el engarce de plata "es una prótesis". En este sentido es inevitable el recuerdo de John Ruskin, quien en su libro "Las siete lámparas de la arquitectura", sostiene: "Velad con vigilancia sobre un viejo edificio; guardadle como mejor podáis y por todos los medios de todo motivo de descalabro. No os preocupéis de la fealdad del recurso de que os valgáis; más vale una muleta que la pérdida de un miembro. Y haced todo esto con ternura, con respeto y una vigilancia incesante y todavía más de una generación nacerá y desaparecerá a la sombra de sus muros".

Más cercano a la obra de Astorga, el arquitecto mexicano Ricardo Legorreta consideraba inútil perseguir la unidad del estilo con "falsos históricos", pensaba que es preferible agregar un elemento moderno y diferenciarlo claramente de lo antiguo. "Si tienes un collar de perlas y pierdes una, antes que agregarle una falsa, mejor la suplantas por una esmeralda", decía.

Durante siglos los escritores han transmitido las las impresiones que les procuraban las ruinas. Diderot, el maestro de la Ilustración y autor de "L'Encyclopédie", explicaba el gusto que provocan las ruinas y comenzaba por preguntar: "¿Ignoráis por qué razón las ruinas agradan tanto?". Luego agregaba: "Yo os lo diré; todo se disuelve, todo perece, todo pasa, sólo el tiempo sigue adelante. El mundo es viejo y yo me paseo entre dos eternidades. ¿Qué es mi existencia en comparación con estas piedras desmoronadas?".

Se dice que Walter Benjamín estaba obsesionado con el poema "Torso juvenil de Mileto", que Rainer Maria Rilke le dedica a una pieza fragmentada de la estatuaria griega expuesta hasta hoy en el museo del Louvre. ("No conocemos la inaudita cabeza, / en que maduraron los ojos./ Pero su torso arde aún como candelabro/ en el que la vista, tan sólo reducida,/ persiste y brilla".)

Las ruinas y las formas de las columnas rotas, traen el recuerdo de la antigua Roma y la obra del veneciano Giambattista Piranesi, quien deslumbrado por "la maravilla", de "aquellas ruinas vivientes, parlantes", decidió en el siglo XVIII hablarle al mundo de la antigüedad de Roma. Borges reconocería que esos "templos enormes con columnas truncadas amontonadas, y capiteles y estatuas" de Piranesi, inspiraron la Ciudad de "El inmortal",cargada de "capiteles y astrágalos, frontones triangulares y bóvedas, confusas pompas del granito y el mármol", que hicieron "sollozar de felicidad" al tribuno. 

Al final de la muestra hay una sala a la cual se ingresa atravesando una arcada que posee dos gigantescos cepillos de cerdas duras. Pasar las manos sobre esas cerdas se vuelve una necesidad imperiosa; el sentido de la obra es eminentemente sensitivo.

Luego, la sala está dividida por tres inmensos paños superpuestos de alambre tejido en forma romboidal. Por un lado, el alambrado se vislumbra como un límite, cumple la misión de dividir y proteger. Por otro lado, la superposición de las telas tejidas con los rombos desplazados a menos de un centímetro de distancia, genera un efecto cinético comparable al de las ondas de una tela muaré. 

En el fondo de la sala hay un bloque de cemento endurecido que posee la forma redondeada de la bolsa flexible donde fue preparado. Una vez quitada la bolsa queda el material en estado puro, jerarquizado, sobre un pedestal.

Así, al final de la muestra, Astorga recuerda las enseñanzas de Victor Grippo, la alquimia de sus obras que "reúnen lo sagrado y lo visible, la idea y el acto, lo inefable y lo expresable, indicios imprescindibles para la creación". 

Para el cierre de la exhibición programado en el mes de marzo, Marcela Astorga prepara una publicación dedicada a su obra, un registro mayormente fotográfico.

25 julio 2014

espacio habitado

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Karina Peisajovich. Mercedes Vilela.